Es la parte central del edificio diseñado por el arquitecto italiano Carlo María Fontana. Desde el exterior se contempla una impresionante cúpula de 65 metros de altura, que aporta equilibrio a la fachada de 150 metros de longitud.
La primera piedra se colocó el 28 de marzo de 1689 y el edificio se inauguró el 31 de julio de 1738, fiesta de San Ignacio. Toda la obra, en la que trabajaron hasta 600 canteros, se realizó a base de grandes bloques de mármol extraídos del monte Izarraitz.
Es la parte central del edificio diseñado por el arquitecto italiano Carlo María Fontana. Desde el exterior se contempla una impresionante cúpula de 65 metros de altura, que aporta equilibrio a la fachada de 150 metros de longitud.
La primera piedra se colocó el 28 de marzo de 1689 y el edificio se inauguró el 31 de julio de 1738, fiesta de San Ignacio. Toda la obra, en la que trabajaron hasta 600 canteros, se realizó a base de grandes bloques de mármol extraídos del monte Izarraitz.
Con un diámetro de veinte metros, alcanza los cincuenta de altura y sus nervios quedan reflejados en el diseño de las losas del pavimento.
En el arranque están representadas las virtudes de la Fe, Esperanza, Religión, Caridad, Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Sobre ellas se encuentran los escudos de los Austrias y los Borbones, patrocinadores de esta gran obra.
El altar mayor, de estilo churrigueresco, fue diseñado por Ignacio de Ibero y construido entre 1750-1757 con la técnica de la taracea (mármol incrustado en mármol).
En la parte superior destaca una estatua de San Ignacio de Loyola, realizada en plata, que fue ofrecida en 1758 por la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas.
El resto de altares están dedicados a San Francisco de Borja, San Francisco Javier, el Sagrado Corazón de Jesús, la Virgen del Patrocinio, San Pedro Claver y San Alonso Rodríguez.
Fue construido en 1889 por la casa francesa Cavaillé-Coll. Con sus tres teclados y 2172 tubos, es uno de los instrumentos que mejor conserva las peculiaridades del órgano romántico.
En la actualidad se utiliza en las celebraciones litúrgicas y en algunos conciertos, siendo una referencia por su calidad y estado de conservación.